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La escuela marginalista y la síntesis neoclásica keynesiana

Esta escuela centra su atención en el análisis del funcionamiento de los mercados y en la teoría de la formación de los precios. La teoría de la distribución de la renta es para el marginalismo[40] una prolongación de la teoría de los precios. Con el descubrimiento de la noción de incremento del valor marginal fue posible hacer un mayor uso de las matemáticas (concretamente, del cálculo diferencial) en el análisis de los problemas económicos, que les permitió a los economistas marginalistas elaborar una teoría de la formación de los precios de los bienes de consumo, de los factores de la producción y de las condiciones de satisfacción o bienestar de los consumidores en un orden económico de mercado lógicamente consistente. Como ha señalado Kenneth E. Boulding, el análisis marginal no es otra cosa que una teoría de la optimización[41].

La metodología de la escuela marginalista era principalmente axiomática–deductiva. Se basaba en un conjunto finito de axiomas, que permitían por medio de la lógica deductiva derivar el resto de la estructura lógica.

Es en pocas palabras una corriente de pensamiento económico cuya característica principal es la utilización del análisis marginal en los problemas económicos.

La escuela marginalista basa la noción de valor en elementos psicológicos (deseos, necesidades) y no sólo en los costos de producción. Los autores que impusieron este método de pensamiento económico durante el siglo XIX prosiguieron las investigaciones del filósofo francés Condillac (1715-1780), que en su obra Tratado de las sensaciones había esbozado una teoría subjetiva del valor. Según Condillac, las operaciones económicas tienen únicamente origen en los deseos de los individuos.

El inglés Stanley Jevons (1835-1882), el francés Leon Walras (1834-1910) y el austríaco Carl Menger (1840-1921) fueron los fundadores de las principales escuelas marginalistas. Los tres consideraban, al igual que Condillac, que la intensidad de un deseo disminuye con su satisfacción, y sostenían que para un bien supuestamente divisible la última parte de dicho bien (la menos deseada) determina el valor del conjunto.

Walras superó rápidamente las pautas marginalistas y se interesó en los estudios macroeconómicos que ponían de manifiesto la interdependencia de los datos económicos.

Mientras que Jevons intenta aplicar las matemáticas para definir el interés individual, Menger desarrolla en su enseñanza una poderosa corriente de investigación marginalista que dará nacimiento a la escuela de Viena. Ésta intenta reconstruir, a partir de la nueva noción de valor, todos los mecanismos económicos. También propone una explicación del valor de los bienes de producción, del interés, de la moneda, etc.

A pesar de la diversidad de investigaciones en que se basa, el marginalismo intenta un nuevo tipo de razonamiento: el cálculomarginal, inspirado en el cálculo diferencial, que se sustenta en las variaciones límite. De este modo el marginalismo no es sólo una corriente de pensamiento que corresponde a una etapa de la historia económica, sino que aporta a la ciencia económica rigurosos medios instrumentales, independientes de las opciones doctrinales.

A finales del siglo XIX y principios del XX el marginalismo perdió parte de su reputación. Al hacer de la economía una ciencia aparentemente neutra sus adeptos se apartaron de las realidades concretas, en particular de las relativas a la combinación de los factores de producción en el proceso, sumamente complejo, de la revolución industrial. Por otro lado, al reducir sus investigaciones a los deseos del hombre los marginalistas tendieron a reforzar el individualismo propio de la sociedad liberal.[42]

La escuela marginalista (tradición inglesa que pone el énfasis en la teoría de la utilidad) será el antecedente más directo de la escuela neoclásica (la tradición del equilibrio general: Walras, Pareto) que funda la visión más formalista de la economía ortodoxa. La metodología de la escuela marginalista era básicamente axiomática-deductiva. El objetivo era establecer un sistema lógico completo (libre de valores) y no el de responder a cuestiones políticas.

La publicación, en 1936, de la Teoría general de John Maynard Keynes supuso la instauración de un nuevo paradigma económico. La reacción de la ortodoxia fue la de tratar de incorporar las soluciones ofrecidas por Keynes a las teorías ya existentes, de modo tal que no entrara en conflicto con la corriente principal.

Ésta es la razón por la que el cuerpo teórico desarrollado durante esta época es conocido como síntesis neoclásica keynesiana.

Así, nuevos problemas metodológicos llegaron al aparecer la urgencia de dar razón explicativa a los casos en donde el desequilibrio teórico aparecía. Era preciso desarrollar algún tratamiento explícito del desequilibrio que mostrara un proceso dinámico que encajara en el modelo del equilibrio.


[40] De la voz inglesa marginalism..

[41] [Phelps92] p. 30.